Motivación y Frustración con el Trabajo
¿Cómo es tu motivacion todos los días para ir al trabajo? O ¿Levantarte y hacer toda tu rutina te causa frustración? Hablaremos de motivación y frustración con el trabajo.
Seguramente te haces estas preguntas con frecuencia, porque nos han inculcado que debemos ser siempre productivos. Debemos sentir culpa si no tenemos la agenda llena de pendientes y mucha energía para cumplirlos.
Pero, alguna vez habrás sentido mucha más alegría de ir al trabajo y otros días muy poca motivación, como por ejemplo en un lunes lluvioso. Estas sensaciones cambiantes de motivación y frustración son NORMALES. No quiere decir que si una semana o un mes te sientes frustrado o frustrada con el trabajo significa que éste ya no te gusta o no naciste para hacer eso.
Con esto nos referimos a que los estados de ánimo relacionados con las áreas de ajuste de nuestra vida como el trabajo, son VARIABLES. Lo que no es normal es mantener siempre el mismo nivel de motivación o frustración con el trabajo.
En términos de condicionamiento operante
El condicionamiento operante es una forma de aprendizaje basado en la probabilidad de ocurrencia de conductas. Los seres humanos nos movemos principalmente por dos tipos de consecuencias que aumentan o disminuyen la probabilidad de que una conducta se produzca o no. Estas consecuencias son el Refuerzo/Recompensa y el Castigo.
El Refuerzo aumenta la probabilidad de que volvamos a realizar una conducta y el Castigo disminuye esta posibilidad. Esto está totalmente ligado a los procesos motivacionales que tenemos diariamente.
Un ejemplo de esto pueden ser las actividades que se desarrollan en nuestro trabajo. Si para mi escribir un informe es algo tedioso e innecesario para mi práctica, es decir que se vuelve algo aburrido y aversivo para mí (castigo), me costará mucho más escribirlo. Si soy una persona que le gusta escribir, encuentra una lógica en la realización de informes y considera algo reconfortante hacerlos (refuerzo) será más probable que los entregue a tiempo y con gran dedicación.
Con ayuda de estos conceptos podemos hacer más entendible por qué es más motivante para nosotros ir al trabajo algunos días. O por qué estamos más motivados cuando se acerca el día del pago (refuerzo), y por qué en otros momentos nos sentimos desafortunados en nuestro trabajo porque seguramente tenemos que realizar alguna tarea que nos resulta castigante.

Entendiendo estas dos fuerzas que nos activan o nos frustran, podemos pasar a hablar de la Motivación.
Nuestra motivación se divide en dos clases:
Motivación Intrínseca y Extrínseca. La motivación intrínseca se refiere a aquello que nos motiva internamente. Por ejemplo, la satisfacción personal o la confianza en lo que hacemos en nuestro trabajo. Es un tipo de motivación que nace dentro de nosotros y es independiente a cualquier estímulo externo. La motivación extrínseca se refiere a los estímulos externos que nos motivan, por ejemplo, el café que hay en la oficina o mis compañeros de trabajo.
La Frustración aparece cuando tenemos un deseo o necesidad que no podemos satisfacer, como, por ejemplo, quedarse en la cama el lunes lluvioso y no ir a la oficina.
Es importante saber que todos estos procesos cambian e interactúan en el día a día, son normales en cualquier persona; pero cabe recordar que no se debe normalizar un estado repetitivo de motivación y frustración con el Trabajo.
En algunos casos un estado persistente de inadecuación e inconformidad, puede ocasionar problemas de salud mental más graves como el Síndrome del Quemado o Síndrome de Burnout.
Si sientes que en tu trabajo experimentas permanentemente un estado de frustración, tristeza o rabia, es importante acudir a un tratamiento psicológico. Para determinar si es algo asociado a los reforzadores que se están o no recibiendo, a las actividades que se realizan diariamente o a una afección más grave de salud mental.
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